Tecnicas de Entrenamiento

Texto cortesía: Alfredo Autiero

Poco antes de salir para el Hidden Peak, efectuaba mis habituales entrenamientos. Estaba satisfecho: unos 1.000 mts. de altura en 35 minutos. Aumentaba la seguridad en mi mismo.

Reinhold Messner

Evidentemente, todas las actividades que el ser humano se ha propuesto tienen, dentro de cada punto de vista particular, un único objetivo, su bienestar. El montañismo como actividad lúdica puede ser considerada una de las más antiguas actividades desarrolladas por el hombre; sin embargo, cuando la meta que se busca va más allá del "estándar" generalizado, entra en juego la práctica.

En el caso del montañismo, el mejor lugar de entrenamiento es sin duda alguna LA MONTAÑA. A pesar de esto y debido a que todos no tenemos "una montaña" a la mano, nos toca ser ingeniosos para mejorar nuestras condiciones físicas, técnicas y mentales, y, en consecuencia, mejorar los objetivos que nos hayamos propuesto.

Tomando en cuenta que el montañismo "deportivo", o de nivel, plantea exigencias físicas considerables, podemos partir de la base de que, aun no siendo imprescindible, el entrenamiento del montañista es un elemento de gran valor a la hora de evaluar los resultados y es necesario recordar que, previo a cualquier actividad física, es muy importante someterse a una consulta médica, especialmente si se trata de personas con antecedentes de alguna enfermedad en general o de individuos con edades superiores a los 30 años. En caso de que no haya impedimento alguno, nuestro Plan de Entrenamiento deberá cumplir con varias condiciones fundamentales:

- Ser adecuado a nuestras condiciones, exigencias y necesidades.

- Ser dosificado: lento y CONSTANTE.

- Medible.

- Asesorado.

- Comprobado previamente.

Personalmente, creo que el entrenamiento esencial del montañista debe estar basado en el desarrollo de su capacidad de aprovechar oxígeno a nivel muscular, es decir, aumentar su capacidad aeróbica. En este sentido, y para dar crédito a uno de los más grandes propulsores del "aerobismo", el Dr. Kenneth Cooper, valdría la pena referirse a cualquiera de sus obras para tener una idea general sobre un plan de entrenamiento básico y tomar conciencia sobre cómo éste actúa sobre nuestro cuerpo. Sobre esta premisa, la idea básica de Cooper es fijar los rangos de mejor aprovechamiento de oxígeno a nivel muscular tomando en cuenta como principales parámetros la edad y el nivel individual de entrenamiento físico. Estos parámetros son fijados mediante una prueba que consiste en recorrer la mayor cantidad de distancia en un tiempo de 12 minutos. De acuerdo con este total, tendremos la siguiente tabla:

 

Categoría de aptitud | física Distancia | Consumo de Oxígeno

I Muy Mala            menos de 1.609 m. 28.0 ml o menos

II Mala               de 1.609 a 1.995 m. 28.1 a 34 ml

III Regular           de 2.011 a 2.398 m. 34.1 a 42 ml

IV Buena              de 2.414 a 2.800 m. 42.1 a 52 ml

V Excelente           2.816 m. o más 52.1 ml o más

 

Una vez que tengamos una idea general sobre nuestra aptitud física, tendremos que proponernos un plan de entrenamiento que se ajuste a nuestras circunstancias personales.

Cualquiera sea el ejercicio que seleccionemos tendrá que mantenerse dentro de los rangos de aerobismo, es decir, entre un 60% y 80% de nuestra máxima CAPACIDAD AERÓBICA (nuestra máxima capacidad aeróbica queda determinada por la siguiente relación: 220 - edad = máxima frecuencia cardíaca durante el ejercicio). En este sentido, me atrevo a sugerir un monitor de ritmo cardiaco tipo Polar para deportes, el cual, al principio, nos ayudará a adaptarnos a nuestro ritmo personal de entrenamiento y, con el transcurso del tiempo, a observar nuestro progreso o retroceso en el programa que nos hayamos propuesto. Por otra parte, este monitor nos permitirá optimizar y/o hacer chequeos periódicos de nuestros entrenamientos cotidianos. En el ámbito urbano, considero que la carrera o trote constituye el ejercicio que más se asemeja al ascenso de montañas; los músculos involucrados y sus exigencias psicológicas son semejantes. Su sencillez y facilidad de adaptación a cualquier ambiente hacen del trote una excelente actividad de entrenamiento; sin embargo, no puedo negar sus ligeros efectos traumáticos a nivel de las articulaciones de las piernas, lesiones éstas que pueden ser evitadas con un buen plan de fortalecimiento muscular y un par de zapatos idóneos. Una vez logrado un entrenamiento básico, la caminata rápida o la carrera en montaña son elementos que debemos considerar. En cuanto al ciclismo, el costo actual del equipo y la necesidad de altos volúmenes de ejercicio lo hacen poco accesible a nuestra vida cotidiana. Por otra parte la natación, debido a la escasez de instalaciones que existen en nuestro país, se convierte en una actividad muy limitada.

Paralelamente al entrenamiento físico, siempre debemos recordar que el montañismo es una actividad que se desarrolla en un ambiente hostil para los que no habitamos en él, lo cual nos obliga a no perder de vista ni el entrenamiento técnico, ni el estudio del ambiente, ni los aspectos culturales.

Y una última recomendación: Suban montañas, muchas montañas…